Psicológicamente hablando, nos referimos a la falta de control inhibitorio: Los sujetos estamos expuestos a situaciones que logran estimularnos para actuar o para no hacerlo; sin embargo, la impulsividad se refiere más al hecho de estar frente a situaciones estimulantes y solamente actuar sin discernir entre un acto correcto o uno incorrecto.
Clásicamente, son tres los factores que entrelazamos para lograr la comprensión de la impulsividad: Actuar sin pensar, la velocidad de aparición que existe entre una situacion y la conducta y la impaciencia.
Si lo vemos más profundamente, nos damos cuenta que en los niños y jóvenes se pueden asociar estos tres factores en dos grandes grupos: Un bajo control de impulsos y poca tolerancia a la frustación.
Muchos niños y jóvenes no son capaces de tolerar la más mínima molestia, contratiempo o demora en tener lo que desean o no soportan ningún sentimiento o circunstancia desagradable, es decir, no toleran el sentirse frustrados.
No es TDAH
Las conductas preocupantes sobrevienen en el impulso que genera pataletas,gritos, malas palabras, pararse insistentemente de la silla...).
No confundamos la impulsividad con el ya conocido Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH).
En el trastorno es común ver rasgos de Impulsividad, pero no corresponde al diagnóstico total del TDAH.
Factores que influyen
Revise las causas y tome las medidas necesarias
Son muchos los factores que contribuyen en la presencia de rasgos impulsivos, no debemos limitar la causa de la conducta a una sola condición. Se requiere que un especialista analice su historial familiar, su ambiente actual en casa, escuela, compañeros y amigos y lo que el niño percibe acerca de su medio, para hacer un análisis causa-efecto.
Padres que desde que el sujeto está chico le acostumbran a tener lo que quieren cuando lo quieren sin enseñarles el valor del esfuerzo y la paciencia.
Es tambien común que la impulsividad del niño o adolescente aparezca frente a situaciones de divorcio cuando los padres no pasan tiempo de calidad con ellos y suele ser el arma perfecta para llamar la atención de los que los rodean.
Es importante que padres, maestros y profesores tengan reglas claras y sencillas de lo que está permitido hacer en casa y escuelas para, entonces, enseñarles a seguirlas, no con gritos ni palabras que ofendan la integridad del niño o adolescente.
Puede ser útil tener pocas reglas al inicio, pero que sean sencillas, que se puedan cumplir y poco a poco aumentarlas tanto en la casa, escuela y fuera de ellas.
Para prevenr ciertas conductas
Ofrezca cariño a sus hijos pasando tiempo de calidad con ellos, sin importar la edad que tengan.
Desde etapas tempranas enseñéles a valorar la paciencia y la tolerancia.
Demuestre que como adultos también tiene situaciones frustrantes, pero sabe manejarlas.