Por medio de un examen de los oídos (otoscopia) se comprueba la reacción del tímpano y la presión del oído medio.
Esta prueba ayuda a determinar si la pérdida auditiva es debida a problemas de oído medio o de oído interno.
Luego se procede a hacer la audiometría y una copia impresa del perfil auditivo (audiograma) que muestra el grado de pérdida que padece.
Primero les pido que escuchen una serie de tonos puros que, bien con auriculares o por medio de pequeños aparatos que se insertan en los oídos. Empezamos con tonos de baja frecuencia y vamos subiendo a tonos más agudos. Para mí, lo más interesante empieza con la adaptación y el ajuste de precisión de los audífonos.
La mayor parte de los sonidos y habla del entorno habitual se sitúan en este registro de frecuencias. La persona indica el momento en que escuchan el tono levantando la mano o presionando un botón de respuesta.
A continuación comienzo a bajar el volumen de los sonidos para determinar cuándo la persona empieza a tener problemas para percibir el sonido. A esto le llamamos umbral de audición. Dichos niveles se registran en el audiograma.
Lo siguiente es evaluar el grado de comprensión del habla de la persona. Les pedimos que escuchen y que repitan una serie de palabras bisílabas, tales como coche, que después ponemos en un nivel de intensidad decreciente.
Esto nos ayuda a determinar su umbral de reconocimiento del habla. Hacemos lo mismo con palabras monosílabas, como por ejemplo fin. A continuación calculamos el porcentaje de discriminación de palabras en cada oído. En caso necesario, se realizan otras pruebas para evaluar el grado de comprensión del habla en entornos ruidosos o difíciles.
Una vez terminado el procedimiento de prueba, hay que determinar si hay necesidad de audífonos y qué tipo sería el más adecuado. Se hace una impresión del oído de la persona. Si se elije un audífono retroauricular, se empieza por hacer una impresión del conducto auditivo externo para el molde anatómico del aparato. Es un procedimiento completamente indoloro para el que se emplea un material muy suave, de una consistencia parecida a la de la arcilla.
Si nos decidimos por los audífonos intra, la impresión se utiliza para el mismo audífono. La elección de estilo depende de la pérdida de audición, de la forma del conducto auditivo externo y también de las preferencias personales de cada quien.
Confección
La elaboración de audífonos requiere gran meticulosidad y destreza.
La impresión del oído se envía a un laboratorio especial en el que un personal altamente cualificado lo somete a una serie de complicados procesos.
Una vez los audífonos están listos (entre 1 y 3 semanas)se hace una segunda cita para el proceso de adaptación.
Programación
Los audífonos se programan por medio de un ordenador que les proporcione la intensidad de sonido y la calidad tonal más adecuadas. También se ofrece una detallada demostración de cómo han de ponerse, usar y cuidarlos.
Se toman en cuenta las necesidades y expectativas de cada paciente para evitar que abandonen el programa y lograr el éxito.
La adaptación a nuevos audífonos es un proceso que requiere tiempo y paciencia. Siempre se pueden hacer ajustes según las personas se van acostumbrando a escuchar más sonidos. En las citas de revisión se tratan sus necesidades personales, pues aunque los audífonos no pueden devolver toda tu audición, pueden suponer un tremendo avance para mejorar la calidad de vida.