Que las redes sociales estén hoy inundadas de comentarios en contra de la puntuación de los tres jueces que votaron a favor del kazajo Gennady Golovkin, en su pelea ante el estadounidense Daniel Jacobs, respaldan lo que observé en este pleito, entre dos de los mejores boxeadores de la actualidad en el peso mediano.
Al término de los 12 asaltos, vi ganador por dos puntos a Jacobs.
A pesar de la caída que sufrió en el cuarto asalto, pude observar que Jacobs se apuntó, ajustadamente, varios "rounds", utilizando combinaciones hasta de tres golpes contra uno del nacido en Kazajistán.
Claro, quizás los jueces quedaron impresionados con los golpes de poder que, en su gran mayoría, fueron conectados por Golovkin.
Se dice que, técnicamente, estos cuentan más en las puntuaciones, cuando se dan "rounds" cerrados.
Y sí, tengo que reconocer que, por ser una refriega tan cerrada, los asaltos pudieron ser para cualquiera de los dos gladiadores.
Sin embargo, no vi ganar a Golovkin, y por eso hoy me veo en la obligación de dejarlo por escrito.
Quien no quiera aceptar hoy que Golovkin pasó problemas con Jacobs, simplemente, miró este pleito con los ojos cerrados.
Arriba del "ring", no se vio ese Golovkin arrollador. Lo vi confundido en varios tramos de la pelea porque, en esta ocasión, tenía por primera vez a un rival de clase A que supo boxearlo.
Ahora, tengo que reconocer que Jacobs tuvo de su lado el tonelaje, porque al cuadrilátero del Madison Square Garden de Nueva York subió luciendo y pesando como un semicompleto.
Quizás muy pocos saben que Jacobs declinó participar en el pesaje mandatorio de la Federación Internacional de Boxeo FIB el sábado en la mañana, lo que lo convirtió en inelegible para ganar el título de ese organismo, cetro que posee Golovkin.
Contrario a otros organismos, la FIB requiere que los protagonistas de una pelea de título mundial entren a un pesaje en la mañana del día del combate, en el cual no pueden estar más de 10 libras por encima del límite del peso para la refriega.
Esta fue la estrategia de Jacobs, a horas del pleito con Golovkin, jugar con el peso. Una decisión que puso en aprietos al kazajo, en lo que resultó ser su combate más complicado de su carrera profesional, en el que muchos lo vimos perder por primera vez.
Claro, es obvio pensar que ninguno de los jueces haya querido dañar el negocio millonario que se cocina desde el año pasado, que es el duelo entre Golovkin y el mexicano Saúl "Canelo" Álvarez.
Le aseguro, mi estimado lector, que ninguno de los tres jueces que tuvieron la responsabilidad de llevar las tarjetas quiso cargar con la responsabilidad de dar ganador a Jacobs porque, simplemente, echaban al tinaco de la basura la lluvia de billetes verdes con el rostro de Benjamin Franklin que lloverán si el kazajo y el azteca deciden citarse en un ensogado.
Y que le traigan, ahora sí, el contrato al "Canelo", porque lo firmará sin pensarlo, luego de que Jacobs le demostró a él y al mundo que Golovkin no es un boxeador invencible.