Ingredientes del éxito
¿Quién no tiene un sueño, una buena idea, un deseo o una meta que quiere cumplir? ¡Todos tenemos uno o varios y, a veces, pareciera que la mayoría se queda engavetado en la mesita de noche por falta de acción.
Cuando tenía 15 años solía tomar clases de baile en el gimnasio del Hotel Panamá - así mismo, el Hotel Panamá daba clases de baile - y fue en ese momento que a Michelle de la Rosa le dieron la responsabilidad y oportunidad de hacer un grupo de baile para un evento de verano en un canal de televisión hoy día ese grupo es Tempo. Hicimos las audiciones y me seleccionaron; pero había un gran, gran, grandísimo problema: mi mamá no estaba de acuerdo que yo bailara, porque para ella, la escuela era primero. Fue entonces que con la ayuda de mi papá la convencimos; pero había una condición y fue cuando me lanzaron el primer gran reto de mi vida: mi promedio en la escuela no podía bajar de 4.4.
En ese momento mi sueño era bailar, mi temor era no cumplir con todas mis responsabilidades en la escuela y mi acción fue lanzarme y tomar la decisión de esforzarme el doble para no fallar mi motivación era mayor que mi temor. Aprendí mucho sobre disciplina, deberes y derechos y, sobre todo, aprendí que a veces no se trata de tener la habilidad de hacer algo, sino de tener la voluntad, el deseo y el compromiso de ser lo mejor que podemos ser.
Ese año, 1991, con 15 años, pasé a V año con promedio de 4.5. ¿Fácil? No. ¿Sacrificios? Muchos. ¿Arriesgado? Muy. A esa edad, y en esos tiempos, largas horas de práctica, eventos hasta tarde, los viajes al interior y encima, las tareas, los estudios, los exámenes, los trabajos en grupo en la escuela tratar de cumplir con todo era abrumador, agotador.
Hoy, más de 20 años después, la misma pregunta persiste, ¿quién dijo que tener éxito se logra fácilmente? El éxito viene de saber que hicimos y dimos lo mejor de nosotros para convertirnos en lo mejor que somos capaces de ser.
Pero bueno, se me acabó el espacio. Mañana les cuento más.