En un callejón, en calle 14 El Chorrillo, dos pequeñines semidesnudos juegan corriendo uno detrás del otro, mientras que otro muchacho luce el corte de cabello que le hizo su vecino.
Las condiciones en que viven estos niños chorrilleros no son las mejores, pero, a pesar de eso, son felices con lo poco que tienen.
Mercedes Sánchez, una abuelita muy querida del lugar, confesó que en el callejón de calle 14 no habrá riquezas, pero sí muchas sonrisas de niños inocentes.
Una pelota casi desinflada es el único entretenimiento de los chicos, ellos persiguen el balón sin parar. A pocos metros, una rata se asoma en un tinaco de basura, esto parece llamar la atención de algunos de los niños, quienes la miran detenidamente sin miedo. Al aburrirse, continúan jugando en el viejo callejón.