A unos minutos a pie del Puente de Carlos de Praga, un museo ha reunido toda la magia del universo Lego, desde sus orígenes hace 65 años hasta sus modelos más modernos, creando la mayor exposición del mundo dedicada a este juguete.
Los 340 metros cuadrados de este museo privado, que abrió sus puertas en 2011, dan cabida a 2,950 modelos originales de la marca danesa, el 99% de ellos, series de fábrica que todavía se pueden comprar.
Llevamos aquí más de tres años y cada vez vienen más clientes y clientes estables, cuenta el director del museo, Jan Vokolek.
En el mundo no existe otro museo de estas características, e incluso en Dinamarca solo hay uno pequeño en Billund, donde se encuentra la sede central de la empresa, pero que alberga solo 300 modelos y no está abierto al público.
Por el museo pasan cada mes entre 3,000 y 4,000 personas, no solo niños sino fanáticos de Lego de todas las edades.
Entre ellos, coleccionistas y adultos a la busca de modelos que son difíciles, si no imposible, encontrar en ningún otro sitio.
Además, el museo praguense ofrece la posibilidad de comprar piezas al peso, a precios que van desde los 5 dólares por 100 gramos de las piezas más antiguas hasta los $10.