Que los gitanos proceden de la India es algo generalmente aceptado, pero el estatus que ocupaban cuando emigraron y el motivo de que lo hicieran es un enigma que permanece por resolver en su país de origen desde la noche de los tiempos.
La falta de certezas ha provocado una proliferación de teorías; la última es de corte teocrático y vincula al pueblo gitano con el popular dios hindú Krishna, cuya encarnación humana tiene como principal característica el amor a la música, el baile y la fiesta.
Eso es lo que plantea el filántropo Umang Utheesing, que pertenece a una de las más antiguas familias de Gujarat y dice que ha localizado la cuna de las tribus gitanas en ese estado del oeste indio, donde la mitología sitúa las andanzas del hombre-dios. Eran nómadas y ganaderos, como Krishna, y seguían la misma tradición que la divinidad, que después de llevar a pastar al ganado se dedicaba a cantar, bailar y divertirse, afirma el especialista, que ha seguido el rastro de la diáspora gitana por el mundo. La tesis de Utheesing contradice la anclada creencia de que los gitanos son originarios del vecino estado de Rajhastan -cuyas danzas también se asemejan al flamenco-, y que descienden de los llamados intocables.