Dirk Nowitzki se agachó mientras sus compañeros se arremolinaban en torno suyo para felicitarle. En medio del júbilo, el dueño de los Mavericks, Mark Cuban, tiró de la camiseta del astro, quien finalmente se abrió paso para recibir un abrazo del entrenador Rick Carlisle.
El festejo por los 30.000 puntos de Nowitzki en su carrera llegó mucho antes de lo que hubieran imaginado muchos, salvo Carlisle, quien ha atestiguado de primera mano las facultades del alemán durante 19 temporadas.