El niño nace con preferencia por alimentos dulces. Hacia el año ya debe aceptar los otros tipos de sabores.
El recién nacido rápidamente analiza lo que le gusta y lo que no le gusta. Afortunadamente, la mayoría de los bebés se adaptan al sabor de la leche materna. Una vez que se le introducen fórmulas, la respuesta es variable, dependiendo del tipo de leche y del gusto del bebé.