En una nueva violación del protocolo pontificio, el papa Francisco invitó a un amigo argentino a dar una vuelta con él por la Plaza de San Pedro en su automóvil blanco.
Fabián Báez, un sacerdote porteño, no tenía una entrada VIP para un lugar cercano al altar ni para un sitio donde el papa charlaría con algunos fieles en la audiencia general. Pero apenas Francisco lo vio en la multitud de varios miles de personas, indicó a los gendarmes que ayudaran a Báez a saltar la barricada para acercarse.