El discípulo estaba con su maestro espiritual para conversar sobre aspectos de la liberación y de aquellos que la alcanzan. Hablaron durante horas.
Al final el discípulo le preguntó al maestro:
- ¿Cómo es posible que un ser humano liberado pueda permanecer tan sereno a pesar de las terribles tragedias que padece la humanidad?
El mentor tomó entre las suyas las manos del perplejo discípulo, y le explicó:
- Tú estás durmiendo. Supóntelo.





