La fama se veía inalcanzable para él. El acordeón de su hermano era el único instrumento que tenía para convertirse en un reconocido acordeonista típico.
Sin embargo, su deseo de triunfar y su talento lo llevaron a formar parte del conjunto típico de la profesora Petita Escobar en el Instituto Nacional, y luego del grupo folclórico de la profesora Dora Pérez de Zárate en la Universidad de Panamá.