París/EFE. El seleccionador francés, Didier Deschamps, ha situado a Francia al borde del precipicio, sin un juego reconocible, con unos resultados nefastos y con un divorcio total con la grada.
El empate logrado en Tiflis contra la modesta Georgia, Francia renunció prácticamente a todas las opciones de clasificación directa para el Mundial e incluso se complica la opción de ser una de las mejores segundas.