Apenas un año después de que fuese víctima de un atentado talibán en un autobús escolar, la activista paquistaní de 16 años, Malala Yousafzai, recibió ayer el Premio Internacional Infantil de la Paz, que se entrega en Holanda para apoyar causas de derechos humanos protagonizadas por menores de edad.
Con una voz resuelta y mostrando más madurez que la que correspondería a sus 16 años, Malala se dirigió a los asistentes de la ceremonia con ímpetu y con la modestia de quien no quiere protagonismo.





