En los desaparecidos diablos rojos era muy común que subieran vendedores de legumbres, pastillas, estampas, entre otros artículos. Muchas de estas personas empezaban su discurso así: Muy buenos días, no es mi intención molestarlos, menos incomodarlos, para después empezar a venderte sus productos.
Con la desaparición de los diablos rojos y la entrada en vigencia de los metrobuses, pensé que esta actividad moriría, pero no fue así, y prueba de esto fue lo que viví el pasado lunes cuando abordé un metrobús de la ruta Tumba Muerto-Tocumen.