En estos últimos días he recordado mucho mi época de mocedad, no porque quiera volver a ella, sino porque no tengo un radio transistor. Sí, como lo lee. En los años 70 y parte de los 80, muchos de nosotros, entonces unos mozuelos llenos de sueños e idealistas hasta el tuétano, nos deleitábamos escuchando nuestra música romántica en un pequeño radio transistor que usaba cuatro baterías grandes. Recuerdo que cuando mi madre me obligaba a fregar los trastes después de la cena, ya de noche, mi enojo desaparecía como por arte de magia con solo encender un viejo radio marca Sanyo, de color rojo, que ponía en la repisa de la ventana para sintonizar las emisoras que transmitían la música de Camilo Sesto, Julio Iglesias, Juan Bao, Claudia de Colombia, Mocedades, Sandro, Palito Ortega, Nino Bravo, Leo Dan, Los Terrícolas, Los Ángeles Negros, los combos nacionales, Rocío Dúrcal, Juan Gabriel, Elio Roca, entre muchos otros de la época de oro de la canción romántica.
Ese radio era como una segunda piel. Yo no imagino mi vida de entonces sin él. De hecho, lo peleaba con mi papá cuando era la temporada de béisbol, pero era una lucha desigual. Yo no podía ganarla. La autoridad se imponía. Me iba entonces al componente a poner unos pocos discos de acetato que me habían regalado.
Cada vez que escuchaba esos discos, me sentía la protagonista de una novela rosa, especialmente porque yo no podía comprarlos. Siempre me los regalaba algún amigo o admirador. Generalmente, cuando manejo de regreso a casa, voy escuchando ese tipo de música. Suelo decir que con esa compañía, manejaría hasta México sin cansarme. Hace unos días, se me ocurrió que ya no tengo radio en mi cuarto, por tanto, me pierdo los segmentos que aún presentan dos emisoras de la capital con aquella música de mi tiempo. Esas son las que escucho cuando manejo, salvo cuando vengo en la mañana sintonizando los noticiarios.
En consecuencia decidí regalarme un radio. Sé que parece una tontería cuando hay tantos Mp3 y otros productos en el mercado, pero para mí la radio tiene un significado especial, y lo que es especial... ¡funciona para mí!