Muchas veces ocurre que las personas no respetan los límites familiares ni lo que tienen para los gastos de la planificación financiera. Y dejan que la euforia y la emoción tomen control sobre lo cotidiano, y gastar se convierte en una actitud automática y habitual.
Para ello existen diversas formas de no comprar solo por impulso.
-Una de ellas es cargar el dinero contado para la compra que va a realizar.
-Las tarjetas de crédito o débito también pueden ser usadas, a fin de cuentas emiten una nota de verificación que sirve de alerta para los gastos efectuados. Pero es necesario usarlas como herramientas de compra, facilitadoras, y no como crédito fácil.
-De la misma manera, tener un objetivo definido hace que al gastar más de lo que tu capacidad te permite, se encienda una luz amarilla y te percates de que estás pasándote.
De seguro que con la planificación al día y el presupuesto bien controlado, tu propia conciencia financiera será tu inquisidora y mostrará que el consumo por impulso no puede ser más importante que la realización de un objetivo deseado y planeado.
Estos consejos son brindados por el programa consumo inteligente de MasterCard.