Hace mucho tiempo, había dos amigos en Japón. Uno tocaba el arpa con mucha habilidad y el otro escuchaba con mucha habilidad.
Cuando uno tocaba o cantaba acerca de una montaña, el otro decía:
- Puedo ver la montaña frente a nosotros.
Cuando tocaba o cantaba acerca del agua, el que escuchaba exclamaba:
- ¡Ese riachuelo fluye aquí mismo!
Pero un día el que escuchaba cayó enfermo y murió. Entonces, el amigo cortó las cuerdas de su arpa y jamás volvió a tocar.
Desde aquellos tiempos, cortar las cuerdas de un arpa ha sido símbolo de una profunda amistad.