Hace tres semanas presenté un dolor en la barriga, a la altura del ombligo. Era un dolor tipo cólico que aumentaba en intensidad, llegaba a un máximo y luego disminuía. Tengo 52 años y nunca uso mi Seguro Social, pero la intensidad de la molestia me hizo acudir a la policlínica. Me dijeron que tenía una pequeña hernia umbilical y otra en la unión de los rectos abdominales, casi tres centímetros por encima del ombligo. Me explicaron que se asociaba a mi trabajo. Me dedico a mecánica de equipo pesado, por lo que tengo treinta años trabajando con piezas pesadas. Nunca he sufrido de dolores de espaldas a pesar del peso que tengo que afrontar en mi día. Ahora tengo estos dolores que me repiten periódicamente. Incluso me dio fiebre. Me hicieron unos exámenes en el Cuarto de Urgencias, me recetaron unos medicamentos y mejoré. Me dijeron que tenía que programar una cirugía para cerrar esas hernias. Hace una semana me ha vuelto el dolor. ¿Por qué no me pueden operar y salgo de ese problema?
Usted describe claramente la historia clínica de una hernia umbilical con diastesis (separación anormal) de los músculos rectos abdominales. Todas las hernias consisten en una protrusión del contenido de una cavidad por un punto débil de la pared de la misma. En este caso hay una debilidad en el anillo umbilical y en la unión de los músculos rectos abdominales que permiten el paso de las asas intestinales por allí, lo que ocasiona dolor. La hernia umbilical es muy común en niños y adultos, especialmente obesos y en mujeres. La protrusión involucra al intestino delgado, peritoneo y/o epiplón (una membrana que cubre los intestinos como un delantal), y otras vísceras y conlleva una elevada incidencia de estrangulación del contenido herniado. Esto ocurre cuando el asa intestinal o epiplón, queda atrapada y no puede volver a la cavidad abdominal, y se estrangula al no poder recibir nutrición arterial y retorno venoso, lo que puede ocasionar si no se reduce a tiempo, que se muera, produciéndose una infección en la persona y hasta la muerte. Paradójicamente, las hernias umbilicales pequeñas tienen mayor riesgo de estrangularse. Las hernias umbilicales se hacen visibles por encima y por fuera de la cicatriz umbilical en la forma de un abultamiento ovalado sobre el ombligo, ocasionalmente doloroso.
Generalmente, se puede resolver las hernias con cirugías electivas que permiten que se haga el procedimiento de cierre de la debilidad de la pared abdominal (en su caso a nivel del ombligo y músculos rectos abdominales) estando el paciente en las mejores condiciones para reducir los riesgos inherentes a todo procedimiento quirúrgico. Es por eso que no le hacen la cirugía de forma inmediata. Sin embargo, si la hernia se estrangula es una urgencia quirúrgica.
Los síntomas de una hernia estrangulada aparecen según el órgano atrapado en el estrangulamiento y el tiempo que haya transcurrido desde que empezó; estos síntomas son:
Dolor progresivo en el sitio de la hernia; es leve en las etapas iniciales y se vuelve intenso conforme pasa el tiempo. Aumento de volumen de una hernia previamente conocida que se percibe como una tumoración tensa y dolorosa que no se puede reducir con maniobras externas. Vómitos, distensión abdominal, ausencia de evacuaciones e imposibilidad de canalizar gases por el recto. Estos síntomas aparecen cuando el intestino es el órgano atrapado en la hernia. Los vómitos se vuelven muy numerosos y la distensión se torna de grandes dimensiones cuando han pasado más de cuatro horas de iniciado el estrangulamiento. Se deja de evacuar y no se eliminan gases por el recto como consecuencia de la obstrucción del intestino a nivel del estrangulamiento. Se puede dar deshidratación a consecuencia de tantos vómitos y de otros fenómenos que ocurren a nivel microcirculatorio.
Si presenta algunos de los síntomas antes mencionados debe acudir al cuarto de urgencias más cercano, en el que prontamente, lo deberán estabilizar para el procedimiento quirúrgico que resuelva su problema. Antes de la intervención se tratará de hidratarlo, darle analgésicos y colocarle una sonda nasogástrica para evitar los vómitos.
De no presentar síntomas, puede programar su cirugía electiva que le resolverá el problema.
Mientras tanto, evite los esfuerzos que conlleven aumento de la presión intrabdominal (cargar objetos pesados por ejemplo), manténgase hidratado y mantenga la calma hasta que se le realice su cirugía electiva para eliminar el problema.