Todos fueron expuestos a una serie de sonidos que consistían en sílabas propias de su lengua nativa (el inglés) y de una lengua extranjera (el español) tales como da y ta, mientras los científicos registraban sus respuestas cerebrales.
Los investigadores observaron que la actividad cerebral se centraba en un área auditiva del cerebro llamada giro temporal superior, así como en el área de Broca y el cerebelo, donde se encuentran las regiones corticales responsables de la planificación de los movimientos motores necesarios para el habla.