- confección de chaquiras, cuellos y pulseras puede tomar hasta 4 días, dependerá del arte.
- La actividad le permite a estas personas mover la economía informal
Como una tradición que ha perdurado por más de 50 años a la orilla de la vía Interamericana, en el distrito de Tolé, Chiriquí, se observa un grupo de ngäbes y buglés que se dedica a la venta de artesanías y accesorios, la mayoría confeccionados manualmente para resaltar lo autóctono de la región.
Se trata de pequeños ranchos de originarios y campesinos de las comunidades cercanas, quienes día a día siguen desarrollando la actividad por medio de la venta de naguas, cuellos, bolsos, pulseras, sombreros, chácaras y chaquiras, y quienes ofrecen sus productos a nacionales y extranjeros que transitan por la ruta internacional.
Melsiades Meléndez, del corregimiento de Veladero y con 35 años en la elaboración de este tipo de artículos, comenta que a pesar de que no es indígena, promueve este arte desde joven, y resalta tan importante cultura, de la que destaca el vestuario de la mujer originaria, porque en el extranjero es admirado y reconocido.
Según Meléndez, los pequeños comerciantes han aprendido a fabricar las naguas con diferentes tipos de telas, colores y cintas, el material más recomendado es el dacron y de acuerdo con el tamaño los precios pueden variar entre 10 y 60 dólares.
Por su parte, Agustina Hernández, quien gasta más de 95 dólares adquiriendo toda la vestimenta, resalta que se identifica con la cultura de los originarios que le inspira más confianza, pero esta tradición, con el pasar del tiempo, se ha estado deteriorando y es necesario que se sigua destacado.
En tanto, Anabela Palma, directora regional de la Autoridad de Turismo en Chiriquí, informó que para los nacionales es importante contribuir con esta cultura que identifica al panameño y es necesario apoyar a estos microempresarios para apoyar la economía en estas áreas rurales.
Palma explicó que los visitantes también adquieren los productos como recuerdo de las costumbres de los aborígenes de la región y para estos habitantes es un gran aporte que se le brinda al sector turístico.
Los artesanos originarios y algunos que no lo son ofrecen su arte no solamente para obtener dinero y mantener a sus familias, sino también resaltar la cultura de los ngäbes y buglés, que de esta manera da un importante aporte al turismo en Chiriquí.