Estemos claros. Una de las reglas del periodismo responsable es ser balanceado en lo que presentemos y que lo presentado no deje ninguna fisura o duda de sesgo. Con eso, la audiencia saca sus conclusiones. Punto.
Yo estoy realmente harto de escuchar las opiniones de los que hacen televisión en los servicios informativos. Yo, como audiencia, quiero ver noticias. Si quisiera conocer su opinión, veo un show con las características del género opinión.
En ese cabreo, me dediqué, para ser exacto, dos semanas enteras, a identificar cuál de los anchor de noticias, entrevistadores o reporteros, no opinaba frente a cámaras a la hora de hacer su trabajo y el resultado fue realmente aterrador. ¡De pánico!
Es de pánico porque, por tonto o sin mala intención que sea el comentario, esas figuras son la cara de la línea editorial de esa empresa. Aunque digan, qué barbaridad o qué lindo, están emitiendo una opinión que compromete el informativo que presentan y sobre todo a la marca informativa.
En las mañanas, Alvaro Alvarado, Caroline Schmitt y Lizveika Lezcano, opinan. Castalia Pascual, Ricardo Jaramillo y Luis Fernando del Río, opinan.
Al mediodía, María Elena Barrios y María Pía Zubieta, opinan. Massiel Rodríguez y Vanessa Calviño, opinan. Teresa Díaz y Marlon Morales, opinan.
Pero si en la mañana-mediodía es una desgracia, ¡en los estelares es una acabose!
Jenia Nenzen, opina, pero José Escobar, es de terror: opina, se arrebata, regaña y lee. José Ricardo Muñoz opina, pero Siria Miranda es horror puro. Hugo Famanía y Lourdes Rivera, ambos opinan. Carlos Rivera y Rosalma Barría, opinan y en el caso de Myrna Ortega e Iván Donoso, aunque no opinan, con sus movimientos corporales, las morisquetas de ella y sobre todo sus expresiones faciales ¡también envían un mensaje nada balanceado! Maritza Muñoz y Luis Vásquez, ¡también opinan!
¿Y los periodistas de deportes? No hacen su papel de presentadores y sí de comentaristas opinadores que en vez de estar en un set de noticias, parecen estar en un campo de juego, pero siendo correteados por una manda de perros de caza. ¡Qué cosa más terrible!... Y ni contarles de los reporteros en calle, porque esto sí que es para llorar.
Excepto María Guadalupe Castillero e Indira Ramírez, de Nex-Medio Día, todos los demás son opinadores de oficio.
Y no, no se equivoque. Soy un defensor acérrimo del derecho que tienen todos los ciudadanos de emitir su opinión, pero un periodista que está en funciones no, ¡él no! Él no porque contamina la información, incita o induce a estar a favor o en contra y eso es no solo peligroso para el talento, también para la marca noticiosa que, se supone, vende credibilidad. Yo hago opinión crítica. Ellos no.
