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INMUTABILIDAD DEL SIGNO
Los hablantes de la comunidad no lo eligen, ni pueden cambiar el signo o reemplazarlo por otro. Se presenta inmutable en relación con la sociedad que lo ha heredado.
Por ejemplo: Decimos hombre y perro porque antes de nosotros se ha dicho hombre y perro (Saussure, 1916: 100).
Es un hecho que las lenguas (los signos que las constituyen) cambian con el correr del tiempo.
El tiempo asegura la continuidad de la lengua a través de las sucesivas generaciones, pero el tiempo también altera la estructura del sistema porque hace que los signos lingüísticos cambien.
Para concluir, la significación es la relación interna entre significado y significante.