Aunque sabemos que vamos a sentir miedo y en ocasiones vamos hasta a gritar, nadie puede resistir la tentación de ir a ver una buena película de terror.
Este género nació, gracias a George Méliés en 1896 con "Le Manoir du Diable" La mansión del diablo, se trató de una fantasmagoría de tres minutos que parece, más bien, un breve retablo humorístico a costa del gótico.
Japón se lo tomó más en serio con 'Shinin no sosei' 1898, una pesadilla sobre un cuerpo resucitado que, por desgracia, hoy en día se considera perdida.