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Entre risas y golpes
Joany De GraciaMe declaro fans de El Chavo del 8, una comedia con la que he crecido y que aún disfruto, sin embargo, hay situaciones entre los personajes que no me parecen chistosas.Si bien es cierto el programa causa risa y es desestresante, la violencia es muy alarmante.Mi sonrisa se congela cuando sin preguntar qué paso, Doña Florinda le da tremenda cachetada o paliza a Don Ramón, ante el grito de mamáááááá y llanto de Quico.Siempre esperé que este señor detuviera la mano de su agresora.En esta comedia, que lleva más de 40 años en la televisión internacional, Don Ramón jamás se defiende del maltrato de Doña Florinda, pero se la desquita con el pobre e ingenuo Chavo, a quien le da tremendos coscorrones, y con el vanidoso Quico, a quien pellizca, mientras pone su peculiar sonrisa de satisfacción.El Chavo, por su parte, siempre recibe sin querer queriendo con un golpe al Señor Barriga cada vez que llega a la vecindad; y qué decir de las constantes peleas entre El Chavo, la Chilindrina, Quico y Ñoño, en las que hay pellizcones, puños y patadas.Hasta el ilustre Profesor Jirafales y el Señor Barriga han participado en las golpizas contra Don Ramón, dejándolo enyesado y hasta como estampilla.¡Áyala vida!Todos estos actos de violencia, que muchas veces condenamos, parecen muy normales dentro de la vecindad del Chavo, algo cotidiano para estas familias mexicanas, conformadas por un padre o madre y un hijo, excepto El Chavo que es huérfano y vive en un barril.
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