La persistencia de fuertes olores a combustible desde hace dos meses cerca de la escuela Pedro J. Sosa, en Calidonia, ha provocado la molestia de los padres de familias, al punto que han dejado de enviar sus hijos a este colegio por temor a una contaminación.
"Me dan ganas de vomitar, huele mal, me da dolor de cabeza", son algunos de los testimonios de los niños que tienen su salud emocional y física afectada, mientras que los padres sufren al verlos enfermos.





