Empotrado en el centro de la ciudad, Santa Ana está dejando atrás los caserones condenados por nuevos edificios que están mejorando la calidad de vida de sus moradores.
También los viejos edificios están siendo pintados y sus techos agujerados están siendo reemplazados.
Diego De Sedas, de 66 años, santanero de nacimiento, expresó que ya no se ven muchas casas de madera.
Además, le gusta el cambio que se le hizo a la Peatonal, sin embargo, reconoció que los moradores no cooperan.





