En el residencial Las Palmeras de Santiago, la paciencia de los moradores de la Calle Octava parece haber llegado a su límite. Varias casas abandonadas y terrenos cubiertos de herbazales se han convertido en un serio problema de salud y seguridad, mientras las autoridades locales brillan por su ausencia.
Dolores Graell, vocera y residente del sector, señaló que desde hace meses han elevado quejas ante el juez de paz del corregimiento de San Martín de Porres, exigiendo la limpieza de los lotes y viviendas en abandono. Sin embargo, hasta la fecha no han recibido respuesta. “Aquí hay serpientes, ratones, mosquitos y hasta animales salvajes que ya han atacado a nuestras mascotas. ¿Qué será lo que esperan las autoridades para actuar, que un niño sea mordido?”, cuestionó con indignación.
El vecino Régulo Godoy fue más contundente: “Esto parece una selva en plena ciudad. Los niños ya han estado a punto de ser atacados por culebras, y algunos vecinos han perdido gallinas y mascotas, presuntamente por coyotes. Estamos cansados de promesas vacías mientras los dueños de las casas abandonadas siguen sin dar la cara”.
Frente a la presión comunitaria, la vicealcaldesa de Santiago, Bernardina Pardo, aseguró que se atenderá el caso y que se citará a los propietarios de las viviendas para que asuman su responsabilidad. No obstante, los vecinos dudan de que esas declaraciones se traduzcan en acciones concretas, ya que denuncian que la situación viene arrastrándose desde hace mucho tiempo sin soluciones reales.
La comunidad exige a la alcaldía y al Ministerio de Salud que actúen de inmediato, pues consideran que la proliferación de animales ponzoñosos, mosquitos y plagas representa un riesgo inminente de enfermedades y accidentes. “Estamos cansados de la indiferencia. Si las autoridades no actúan, la comunidad tendrá que tomar medidas por su cuenta”, advirtió Graell.