<h6><strong>Experiencias que nunca se olvidarán:&nbsp;</strong></h6><p>Cuando los hermanos Valdés Jiménez empiezan en el ámbito musical casi todos eran menores de edad.&nbsp; Como su padre, <strong>don Benigno Valdés, era el acordeonista todos le seguían.</strong> Era un maestro en todo el sentido de la palabra.&nbsp;</p><p>En una ocasión les salió un toque para <strong>Sambú, Darién.</strong> Era viernes por la noche cuando salieron desde Santiago a la capital.&nbsp; Corría el reloj a eso de las 9:00 p.m. Resulta que cuando llegaron a la 24 de Diciembre, el guía estaba en trago y se quedó dormido.</p><p>Para cumplir con su compromiso empezaron a preguntar por dónde dirigirse a Darién. En esa búsqueda fueron a parar a un vertedero <strong>cerca de Cerro Azul, </strong>por ende tuvieron que regresar y proseguir hacia Chepo hasta llegar a<strong> Puerto Quimba.&nbsp;</strong></p><p>A estas experiencias se le suma, aquella ocasión en la que cuando llegaron al pueblo donde tocarían<strong> su hermano Israel se quedó dentro de la casa. </strong>Resulta que no había luz y la casa era redonda, de pencas, <strong>nunca encontró la puerta para salir.&nbsp;</strong></p><p>No le quedó de otra que esperar al amanecer cuando sus hermanos retornaron a casa. Así fue que volvió a ver la luz...&nbsp;<strong> Nunca disfrutó del baile.&nbsp;</strong></p><p><iframe allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/CsdCJW6rc5M" width="560"></iframe></p><p>&nbsp;</p><h6><strong>Las zapatillas, otra experiencia junto a su papá...</strong></h6><p>Camino a<strong> La Pedregosa de La Palma </strong>sucedió algo también memorable. En aquel momento tenían dos toques seguidos. En este tiempo,<strong> tener zapatos era un lujo.</strong> Tener un par de calzados&nbsp; y caminar sobre área de difícil acceso era una maldad. <strong>Embarrarlos de lodo era casi un pecado.</strong></p><p>Es así como Israel decide quitárselos y los guarda en una bolsa. Resulta que había que devolver un equipo a <strong>El Rincón de La Palma </strong>y en esa carga se llevaron las zapatillas nuevas.&nbsp;</p><p><strong>¡Jesús alaba'o!</strong>, el hombre quedó sin zapatos. Frente a esta situación su padre le dijo que le conseguiría unas chancletas o le daría sus zapatos.&nbsp;</p><p><iframe allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/LITY_nDd1G4" width="560"></iframe></p><p>En ese trayecto hacia La Pedregosa no encontraron unos zapatos a la vista. El afectado pidió, por pena,<strong> llegar de noche al poblado </strong>donde se presentarían para que no lo vieran descalzo. Así lo hicieron. Se le ocurrió<strong> hasta bajarse los pantalones para que las bastas le cubrieran parte de los pies.&nbsp;</strong></p><p>Pero siempre hay un vidajena. <strong>Empezó el baile y la gente gozando. </strong>No obstante, en las tarimas siempre se acercan muchas personas a ver a los artistas de cerca. Esta vez no fue la excepción.&nbsp;</p><p>Curiosamente había muchos niños en el sitio y de repente <strong>alguien</strong>&nbsp;<strong>sacó un foco y le alumbró los pies. </strong>La comidilla del momento era que había uno de los artistas sin zapatos.&nbsp;</p><p>Wao, <strong>no lo podían creer.</strong> El asunto quedó al descubierto cuando <strong>volvieron a alumbrar los pies y corroboraron que había uno sin zapatos.</strong> Eso fue fin de mundo de la pena, trágame tierra.&nbsp;</p><p>Pero <strong>el baile siguió.</strong> Esta y otras historias nos compartieron los Hermanos Valdés durante su visita a <strong>día a día.&nbsp;&nbsp;</strong></p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p>